
La irrupción de la inteligencia artificial está teniendo un alto impacto en el diseño, construcción y operación de los centros de datos, que se están preparando para abordar la ola de innovación asociada a esta tecnología. Estas infraestructuras tienen que adaptarse para soportar una mayor demanda de GPU, mayores densidades energéticas y soluciones avanzadas de refrigeración, sin perder de vista otros objetivos como la sostenibilidad y la eficiencia operacional.
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