El marido de Concepción recibió, hace unos meses, una llamada desde el número de teléfono de la sucursal bancaria de la propia Concepción. De primeras, algo no ‘olía’ bien. Al otro lado del teléfono hablaba un hombre, que se identificó como trabajador del banco del que Concepción es cliente.
La llamada era para avisarle de que alguien había realizado un cargo en su cuenta y que parecía no ser “deseado”. Para hacerlo más creíble, el hombre le supo especificar que se había producido en una importante tienda online y que había sido en un una fecha concreta y un importe concreto.
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