
Las empresas farmacéuticas han estado en primera línea desde la pandemia de COVID-19 al producir y distribuir vacunas a millones de personas en todo el mundo. Su contribución ha sido inestimable, pero también ha atraído la atención no deseada de ciberdelincuentes.
Esto ha dado lugar a un panorama de amenazas más complejo. Mientras que antes muchas empresas farmacéuticas realizaban pruebas de penetración para cumplir con distintas normativas legales, las estrategias ofensivas de seguridad están pasando de basarse en el cumplimiento a basarse en el riesgo para mantenerse al día con un panorama dinámico de ciberamenazas.
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