
A diario somos testigos de cómo el avance de la tecnología transforma a pasos agigantados numerosos ámbitos de nuestra vida cotidiana, y cada vez resulta menos sorprendente ver en la televisión o leer en la prensa cómo la digitalización se integra en nuestra sociedad, con el fin de brindarnos un sinfín de posibilidades que facilitan nuestro día a día. En un mundo en el que nada parece quedarse fuera del alcance de Internet, la protección de nuestra identidad digital, el conjunto de información que como usuarios dejamos registrado en la Red, cobra un valor sustancial, sobre todo si tenemos en cuenta que esta nueva era hiperconectada también ha traído consigo la posibilidad de que nuestros datos personales se vean vulnerados a causa de un ciberataque malintencionado.
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