
Cuando empecé a conducir en los años 90, pensaba que vivía en el futuro. Mi primer coche tenía todo lo que creía que podía necesitar: radio integrada, iluminación de cortesía al abrir la puerta, ventanillas que se bajaban con una manivela, reloj e, incluso, aire acondicionado para los días de calor de mi infancia en la Costa Este.
Sigue leyendo
Hace dos años, Walter Bauch recibió por parte de su hijo un regalo y al mismo tiempo un desafío: su primer smartphone: “Papá, este teléfono es tu última oportunidad para empezar a utilizar redes sociales”. Bauch, que tenía entonces cerca de 50 años, estaba emocionado de compartir la noticia con su amigo y amante de la tecnología, Ralf.
