De media, un ser humano puede reconocer unas 5.000 caras distintas. Un dato insignificante al lado de los millones de rostros que puede identificar un algoritmo de reconocimiento facial. Por tanto, y si se reparten de forma estratégica por todo el mundo, dentro de pocos años será posible encontrar a una persona concreta en cualquier punto del planeta en una fracción de segundo.
Aunque una persona y una máquina tardan casi lo mismo en reconocer la cara de otro ser humano, esta tecnología todavía dista de ser perfecta. De hecho las personas y los algoritmos tenemos una tasa de error muy similar: ambos nos nos equivocamos en el 3% de los casos reconociendo una cara.
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