Taxis, dietas, parkings, hoteles, gasolineras, materiales o imprevistos de cualquier tipo… los viajes de trabajo conllevan una retahíla de tiques de gastos que suelen suponer un quebradero de cabeza más para todo el mundo.
Tanto para el trabajador, que debe preocuparse de pedir y conservar los tiques si no quiere problemas a la hora de justificar los gastos y acabar pagando de su bolsillo, como para la compañía, que tiene que recolectar, revisar y contabilizar todos los comprobantes impresos antes de pasar cuentas con el trabajador.
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