
En un mundo marcado por la violencia y los conflictos, la infancia sufre las consecuencias de manera directa e indirecta. Más de 400 millones de niños y niñas viven hoy en zonas afectadas por guerras y situaciones de violencia extrema, enfrentando la pérdida de seguridad, estabilidad y acceso a derechos básicos, mientras que muchos otros sienten el impacto psicológico y emocional de la violencia global. Ante esta realidad, es urgente un compromiso político que proteja su futuro y les garantice un entorno seguro.
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