El libre acceso a la información, su accesibilidad y facilidad de uso, desde cualquier lugar y a cualquier hora, y a través de diferentes dispositivos, es una situación deseable para cualquier usuario. ¿Para quién no? podríamos preguntarnos en este ámbito tecnológico basado en la inmediatez y en la búsqueda incesante de la máxima eficiencia.
Ahora bien, qué ocurre cuando ese usuario particular que quiere compartir sus playlists de música preferida con sus compañeros a través de una aplicación en un Cloud Público, es también un empleado de una organización que decide usar el mismo espacio para compartir información de la compañía para la cual trabaja, sin disponer de un nivel de seguridad apropiado y sin contar con la aprobación y autorización de su empresa.
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