
La movilidad eléctrica no solo afronta el reto de la disponibilidad de más puntos de carga a lo largo y ancho de la geografía global: necesita que esas instalaciones estén operativas de forma ininterrumpida y bajo estrictos estándares de seguridad. Y es que los puntos de recarga se han convertido en un elemento crítico para la expansión de la movilidad eléctrica, debido a que de ellos depende la capacidad del usuario para llegar a su destino.
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