El primer recuerdo que tengo de ver una película es hacerlo junto a mi padre. Yo tenía unos cuatro años de edad y, una tarde, él puso una cinta Betamax de La Guerra de las Galaxias en uno de esos enormes televisores de proyección frontal que existían en los años 80.
Por supuesto, fue una experiencia impresionante y, desde entonces, he visto la trilogía original una docena de veces. Es muy probable que no sea una sorpresa decir que, como yo, hay una gran cantidad de fans de La Guerra de las Galaxias aquí en Google. Resulta habitual ver Darth Vaders, perros vestidos como Yoda e incluso el esporádico Soldado Imperial, pululando por las salas de nuestros centros de datos (puede que aún estén buscando droids).
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