
La venta de juguetes eróticos se ha disparado debido al distanciamiento social impuesto por las autoridades desde la llegada de la COVID-19. Los fabricantes de este tipo de dispositivos conectados no suelen prestar especial atención a la protección frente a ciberataques y las vulnerabilidades pueden dejar en evidencia datos personales de los usuarios, que incluso podrían sufrir ataques físicos, según se desprende de un estudio llevado a cabo por ESET, la mayor empresa de ciberseguridad de la Unión Europea, en el que se exploran fallos típicos de los juguetes eróticos conectados después de haber analizado varios de ellos.
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Todo. Absolutamente todo lo que tenga una conexión inalámbrica y un pequeño chip ‘inteligente’ puede ser hackeado. Es más, cuanto más sencillo sea el procesador, más fácil es de hackear. Por tanto, los juguetes eróticos que funcionan con bluetooth también están en el punto de mira de los piratas informáticos.