
La imaginación humana no tiene límites. Mientras la mayoría de las personas la utiliza para crear un mundo mejor, siempre hay personas que, individualmente u organizadas en grupos, son capaces de darle una vuelta de tuerca a su capacidad de innovación para hacer el mal. El caso de las redes sociales es harto conocido como caldo de cultivo para que los ciberdelincuentes campen a sus anchas. Sin embargo, la novedad se llama criptophising social, y en los últimos meses ha experimentado un importante repunte. Se trata del uso de las redes para robar dinero engañando a sus víctimas, con el uso de criptomonedas y suplantando la identidad de otras personas o empresas.
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