El pasado 5 de junio, el FBI desmanteló con la colaboración de Microsoft, una botnet formada por dos millones de PCs conectados usados por un grupo de cibercriminales. Una de las características más alarmantes de esta red de ordenadores era que muchos de estos equipos pertenecían a usuarios particulares y oficinas, y sus propietarios no eran conscientes de lo que estaba sucediendo.
Según Kaspersky Lab, estas botnets se han convertido en una herramienta esencial para los cibercriminales actuales. Si un ciberdelincuente utiliza un único ordenador para enviar spam o hackear un banco, sería bastante sencillo aislarlo y rastrear la pista hasta el hacker. En cambio, la policía lo tiene más complicado si millones de ordenadores están involucrados en dicha actividad.
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