
Cada año que pasa, las infraestructuras de los centros de datos van creciendo para cubrir las necesidades en continua expansión de la población y, con ello, sus necesidades energéticas y su huella ambiental. Un estudio publicado en la revista Science aseguraba que en 2018 el consumo eléctrico de estas instalaciones representó el 1% del total mundial y casi el 2% del de EE.UU., y calculó que sus sistemas de almacenamiento basados, esencialmente, en disco podían llegar a consumir el 19% de su gasto energético total, conllevando un gasto eléctrico de 14 mil millones kWH y la generación de 6,5 millones de toneladas métricas de CO2, cuando la fuente de energía utilizada es el gas natural.
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