El origen de este producto nace de su propio término: “action cam” o “cámaras de acción”. Pero, lo que en su día fue concebido como una cámara específica para realizar deporte y actividades de riesgo, por su robustez y durabilidad, hoy se ha convertido en un dispositivo más a la hora de viajar, salir de fiesta o grabar una secuencia de cine.
Según un informe de la consultora Futuresource, las ventas de cámaras de acción crecieron en 2013 un 47% en Europa, alcanzando ventas por valor de 360 millones de euros, y con vistas a crecer un 11% de media al año hasta 2017. Esto es el resultado de la transformación de la demanda de este tipo de productos, destacando nuevos perfiles finales: usuario particular y profesionales del vídeo.
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