Un viaje por carretera sobre dos ruedas ya es una aventura en sí misma. No hay ninguna experiencia como la emoción de sentirse en armonía con su máquina, inmerso en su entorno y conectado con sus sentidos a todo color. Esto puede parecer una actividad bastante solitaria, pero, de hecho, ir en moto es todo lo contrario; los motociclistas comparten una fuerte unión y camaradería que hace que el viaje sea todavía más especial.
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