
Tras el ritmo vertiginoso de la Semana de la Moda este otoño 2025, donde cada pasarela susurra promesas de estilo y deseo, Maison Kitsuné y CASETiFY irrumpen con una colección que encapsula la esencia misma de la temporada: cálida, elegante y sutilmente traviesa.
La alianza franco-hongkonesa presenta una línea de accesorios tecnológicos que trascienden su función para convertirse en auténticos objetos de deseo. En ellos, el icónico zorro de Kitsuné, ese símbolo entre lo etéreo y lo urbano, se reinventa en tonos ocres, grises perlados y azules invernales, deslizándose sobre fundas, carteras, correas y soportes con una ligereza que parece decir: el estilo también puede protegerte.
La colección, lanzada el 28 de octubre, captura ese equilibrio tan propio de Maison Kitsuné: la unión sutil entre la precisión parisina y la frescura japonesa. Desde 2002, la marca fundada por Gildas Loaëc y Masaya Kuroki ha sabido construir un universo donde la moda, la música y el estilo de vida conviven en perfecta armonía.
CASETiFY, por su parte, reafirma su papel como pionero del lujo funcional, transformando la tecnología cotidiana en lienzo de expresión. Su compromiso con la personalización y la colaboración artística encuentra en esta alianza un punto culminante: fundas que parecen piezas de arte pop, stickers que destilan espíritu setentero y accesorios que flirtean con la nostalgia sin perder un ápice de modernidad.
Entre los imprescindibles de esta cápsula encontramos las fundas con el zorro blanco y gris sobre un plaid azul que evocan las caminatas por Montmartre en octubre, las carteras snappy de aire urbano y los charms que cuelgan como pequeños amuletos de estilo. Las versiones tipo sticker, con un Kitsuné juguetón mirando a cámara, son una oda al instante capturado, a ese equilibrio entre espontaneidad y sofisticación que define al consumidor contemporáneo.
Cada pieza, con precios que oscilan entre 40 y 100 euros, invita a explorar esa frontera borrosa entre la moda y la tecnología, entre el accesorio y la declaración estética. En tiempos donde el teléfono es una extensión de nuestra identidad, esta colaboración recuerda que el verdadero lujo reside en los detalles.