Cada vez somos más conscientes del aumento de los niveles de contaminación en el exterior, y de los riesgos que esta contaminación del aire supone para nuestra salud. Sin embargo, la sorpresa puede llegar al descubrirse que el aire que respiramos en casa o en el lugar de trabajo puede estar entre dos y cinco veces por encima de los niveles de contaminación que deberíamos respirar[1].

Está probado que una mala calidad del aire en el interior agrava los síntomas de las alergias padecidas. Por eso, en la Semana Mundial de la Alergia – iniciativa anual impulsada por la Organización Mundial de Alergia (WAO por sus siglas en inglés) que aumenta la conciencia sobre la alergia y los trastornos relacionados – Philips quiere concienciar a las personas para que tomen el control de la calidad del aire del interior de sus hogares y puestos de trabajo, que respiran cada día.

Uno de los factores que más influye en la calidad del aire en el interior es la presencia de alérgenos tales como el polvo, el polen, los ácaros, las esporas de moho o ciertas partículas que desprenden nuestras mascotas. Entre las enfermedades crónicas más prevalentes el número de personas alérgicas va en aumento. De hecho, la Organización Mundial de Alergia estima que más del 20% de la población mundial sufre alguna alergia, como la fiebre del heno, el asma alérgica o la rinitis alérgica[2].

Personas de todo el mundo buscan nuevas formas de tener un mejor control de su salud y bienestar. Le prestamos mucha atención a lo que comemos y bebemos cada día, pero no tanta al aire que respiramos, y la calidad de ese aire es una parte esencial de nuestra salud a largo plazo.

Para aquellos que sufren algún tipo de alergia, el impacto negativo en su calidad de vida puede ser muy significativo. El 87% de las personas que padecen rinitis alérgica afirma que esta enfermedad afecta a la calidad de su sueño, y un preocupante 92% de las personas admite que los síntomas que padecen debido a sus alergias les afectan en el trabajo, la escuela o sus rutinas diarias[3]. Se calcula que los síntomas como la nariz taponada y la fatiga causadas por las alergias provocan una pérdida de la productividad que oscila entre un 11 y un 40 por ciento[4].

Philips, como marca comprometida en ofrecer innovaciones significativas para mejorar la vida de las personas, se preocupa por la salud de éstas, deseando que vivan bien y disfruten sus vidas. Nuestro hogar debería ser nuestro santuario y, por tanto, debemos ser capaces de poder tomar el control de la calidad del aire que respiramos en él. En este contexto, poder respirar un aire limpio en casa es fundamental para ayudar a que las personas vivan de una forma más saludable.

El propósito de Philips es ayudar a todas las personas a mejorar la calidad del aire que respiran en el interior de sus hogares y lugares de trabajo, eliminando del mismo muchos de los alérgenos que desencadenan los síntomas.

Según Luis Suárez, responsable de comunicación de Personal Health para Philips Ibérica, “En Philips trabajamos de la mano de reconocidos expertos mundiales en alergias – como AHAM, ECARF y AirMid – y aprovechamos nuestra gran experiencia en innovaciones para la salud respiratoria para diseñar humidificadores, purificadores y productos combinados capaces de reducir la exposición a los alérgenos aéreos. De esta manera, garantizamos a los alérgicos la confianza y tranquilidad de respirar un aire más limpio en el interior de sus hogares.”

Los mejores aliados para la calidad del aire: purificador, aspirador y humidificador
Y para respirar un aire realmente limpio en el hogar Philips cuenta en su catálogo de productos diseñados para mejorar la vida de las personas con el purificador de aire Philips que, gracias a la tecnología VitaShield IPS elimina de manera natural partículas ultra finas de tan solo 0,02 µm, así como el 99,97 % de los alérgenos comúnmente presentes en el aire, de forma eficaz. Además gracias a su tecnología Aerasense el usuario podrá visualizar en tiempo real de la calidad del aire en interiores. Este nuevo producto es capaz de limpiar el aire en habitaciones de hasta 95 m2 ofreciendo una protección completa a los alérgenos gracias a su filtro avanzado NanoProtect.

El PVPR del Purificador de Aire Philips es de 479,99 euros (IVA incluido), modelo AC3256/10. Este producto ya está disponible en España a través de Amazon.

El aspirador sin bolsa Philips PowerPro Ultimate elimina más polvo que ningún otro aspirador de 2.400W*, ofreciendo un rendimiento de limpieza superior. Su tecnología PowerCyclone 7 permite separar de forma excepcional el polvo del aire, convirtiéndolo en un aliado perfecto para alérgicos. Su diseño aerodinámico consigue que el aire entre rápidamente hacia el interior de la cámara ciclónica, para que luego, en la parte superior del ciclón, los filtros de salida eliminen de forma eficaz el polvo del aire. Además, su cepillo súper turbo elimina perfectamente el pelo de animal de cualquier superficie, uno de los principales alérgenos de los hogares.

El PVPR del aspirador Philips PowerPro Ultimate es de 381,99 € (IVA incluido), modelo FC9922/09

Por último, el nuevo humidificador de sobremesa conseguirá que tu hogar o lugar de trabajo sean siempre lo más saludables posible. Este humidificador no solo combate la sequedad del aire sino que, además, gracias a su tecnología NanoCloud el filtro absorbente atrapa las partículas grandes, como el pelo y el polvo cuando absorbe el aire; a continuación humidifica el aire añadiendo moléculas de agua y evita la propagación de bacterias y de la suciedad. Y, finalmente, expulsa un aire húmedo saludable a una velocidad constante.

El PVPR del humidificador de sobremesa de Philips es de 71,99 € (IVA incluido), modelo HU4706/11.
[2] http://www.who.int/gard/news_events/1-3.GARD-06-07-K1.pdf?ua=1
[3] Allergy UK, http://www.allergyuk.org/downloads/Corporate%20/final-haymax-report-2016-part-1.pdf
[4] Walker S et al (2007). Seasonal allergic rhinitis is associated with a detrimental effect on examination performance in United Kingdom teenagers: case-control study. Journal of Allergy and Clinical Immunology 120(2); 381-387