“Déjale tu smartphone un rato al niño, que aún nos quedan dos horas de coche”, o “Si no se quiere echar la siesta, que se entretenga jugando online con la WiFi del hotel” ¿Cuántas veces hemos dicho y hecho cosas como éstas, sin pensar los riesgos a los que nos exponemos? El verano supone cambios en nuestra rutina que afectan al ocio de nuestros menores, y que implican un riesgo para su seguridad y la de toda la familia.
Durante las vacaciones, es cada vez más frecuente que los niños se conecten a redes WiFi en estaciones, hoteles o aeropuertos, para jugar online, navegar despreocupadamente, revisar su cuenta de Facebook, enviar tweets o compartir fotos con sus amigos. Además, con frecuencia los menores incluso usan las cuentas de sus padres, unas veces compartiendo dispositivos familiares y otras desde ordenadores públicos, con el riesgo de que las contraseñas puedan ser robadas, y los perfiles, hackeados.
Según el informe “La Brecha Generacional y la Seguridad en Internet” de Check Point, líder mundial en seguridad e inventor del firewall, sólo 1 de cada 3 jóvenes pertenecientes a la denominada “Generación Y” (nacida con Internet) declara preocuparse por la seguridad cuando utiliza ordenadores, tablets, smartphones y otros dispositivos. Por tanto, es recomendable que los adultos se mantengan alerta, controlen los accesos de los menores y que, si disponen de más tiempo durante las vacaciones, lo aprovechen, por ejemplo, para ayudar a sus hijos a configurar sus cuentas en redes sociales en modo “seguro”.