Durante 2020, los mayores han sido uno de los colectivos de más riesgo y que más han sido golpeados por la COVID-19. Antes del inicio de la pandemia, dos millones de personas mayores de 65 años vivían solas, de ellas, la inmensa mayoría mujeres (1,5 millones). La llegada del virus agravó esta situación de soledad, tanto por las restricciones a la movilidad, que en muchos casos impedían la visita de familiares, como por un sentimiento de miedo al contagio que causa mayor aislamiento, estrés y ansiedad.
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