
Agosto invita a desconectar, pero no siempre es posible. Revisar correos desde el aeropuerto, asistir a una videollamada desde el chiringuito o acceder a documentos desde el móvil se han convertido en escenas habituales del trabajo híbrido. Sin embargo, esta flexibilidad también abre nuevas puertas a los riesgos digitales. Con redes públicas inseguras, dispositivos personales sin protección y menos personal técnico operativo, el verano se convierte en uno de los momentos más críticos para la ciberseguridad corporativa.
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