
Ya sabemos cómo es esto del marketing: cuantos más followers tenga una empresa en Instagram, mejor. La última tendencia son los sorteos. Se han puesto tan de moda que es raro el día en que no nos etiquetan en alguno de ellos. Su fórmula mágica es sencilla: por medio de una rifa virtual de algún regalo, y gracias a la ayuda de algún influencer, una empresa puede conseguir miles de nuevos seguidores en pocas semanas. Para participar, lo único que hay que hacer es etiquetar a todos los amigos que se quiera.
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La crisis del coronavirus ha planteado un antes y un después en la forma en la que millones de personas se relacionaban con la tecnología. Hasta hace solo 30 días, la mitad de los abuelos de medio mundo no sabían hacer una videollamada por Whatsapp y un porcentaje similar de trabajadores jamás se había planteado mantener una “videocall” mientras maneja documentos en la nube. Sin embargo, y como dicen los memes, el Covid-19 ha sido el principal precursor de la digitalización de muchísimas empresas y personas en todo el planeta.
Hace unos días Twitter suspendió a la app Grindr de su plataforma publicitaria, porque un estudio de la asociación de consumidores de Noruega indica que la aplicación de citas entre gays no cumple con la normativa de protección de datos.
TikTok es la red social de microvídeos musicales que está de moda entre los niños y adolescentes de todo el planeta y, en sus poco más de dos años de historia, ya cuenta con más de 500 millones de usuarios activos y un total de 1.200 millones de descargas.
Desde hace algo más de tres semanas, unos hackers tienen cibersecuestrada a toda la ciudad de Baltimore, en Estados Unidos, a cambio de un rescate de 100.000 dólares. Como era de esperar, las autoridades del consistorio no han cedido al chantaje y, desde entonces, ningún vecino de la ciudad puede interactuar online con el Ayuntamiento para pagar tasas, revisar información, o ver sus multas. Pero el verdadero problema es que la ciudad está colapsada y atada de pies y manos para realizar cualquier actividad económica. Esto es porque los hackers no permiten trabajar a los funcionarios del consistorio, con lo que no pueden enviar email, ni emitir facturas, al tiempo que se ha paralizado el mercado inmobiliario.
El cyberbulling escolar es un tipo de acoso que se produce principalmente en dispositivos móviles. En primer lugar, porque las fotos y vídeos de las víctimas se suelen tomar con un teléfono. En segundo, porque lo fácil es difundirlas mediante aplicaciones de mensajería como Whatsapp o en redes sociales de contenido efímero como Snapchat o Instagram Stories.